San José obrero, patrono de los trabajadores.
Quiero de corazón asociarme en fraternal oración a la alegría de los fieles de la parroquia carmelitana de San José Obrero; en acción de gracias por la fe renovada en la Pascua, acción de gracias a Cristo Jesús el Señor Resucitado y por la gran familia que Él fundó, que es asamblea convocada, la Iglesia, el redil de la ovejas, que ha resonado en nuestros corazones el domingo pasado: "Yo soy el buen pastor, yo doy la vida por mis ovejas." Quiero unirme a la alegría de fray Cristóbal Domínguez, actual párroco carmelita, hermano presbítero, con el que comparto mi vida consagrada en la comunidad, me uno también a los miembros de los diferente grupos de apostolado que viven su fe activa, conformando una sólida comunidad eucarística en constante crecimiento y de un modo particular quiero dirigir unas palabras de aliento a los jóvenes y a los niños que han empezado un camino con Cristo Vivo, de la mano de nuestra hermana y madre María de Nazaret a la que asociamos en la Iglesia al plan salvífico de Dios, hoy queremos invocarla y descubrir en San José su Castísimo esposo un modelo del cristiano de hoy, específicamente, modelo de los que hemos dicho al Señor que nuestra casa es su casa, me refiero a la construcción en que nosotros somos piedras vivas, Jesús la piedra angular que desecharon los albañiles , esa Casa es la iglesia.