jueves, 14 de julio de 2011

Los carmelitas y la Virgen del Carmen

En estos días que celebramos la fiesta de Nuestra Señora del Monte Carmelo, conviene volver la mirada en el tiempo, para contemplar una de las páginas más hermosas de la historia de la Iglesia. El surgimiento de la Orden de los Carmelitas y de la Devoción a la Santísima Virgen del Monte Carmelo y el signo de su escapulario.

Orígenes de la Devoción del Carmen

El Monte Carmelo, es una montaña que se encuentra sobre la ciudad de Haifa, el principal puerto y núcleo industrial de Israel. Haifa es una bahía ubicada en el extremo oriental del mar mediterráneo.

La historia de los Carmelitas se remonta a finales del Siglo XII cuando la actual Haifa se llamaba Acre. En esa época un grupo de Cruzados deciden cambiar las armas por la oración y hacen un eremitorio en el sitio que se conocía como la Fuente de Elías en el Monte Carmelo. Ahí viven en oración, pobreza, trabajo, silencio y soledad. El pequeño eremitorio tenía una iglesita en el medio dedicada especialmente a nuestra Señora, que poco a poco se empezó a conocer como Nuestra Señora del Monte Carmelo. Posteriormente San Alberto de Jerusalén les escribe una Regla de Vida entre 1.207 y 1.214. Debido a las tensiones con los musulmanes la sede patriarcal de Jerusalén se había trasladado a Acre. De manera que el prelado de Acre era a su vez el Patriarca de Jerusalén. Por eso es que San Alberto estando en Acre dicta la normativa de vida de los Carmelitas con rango de Regla de Vida.

Hacia el 1.238 la presión de los musulmanes hace que los carmelitas tengan que trasladarse a Europa. Donde después de muchas dificultades reciben el reconocimiento como orden mendicante, sobre todo por su estilo de vida conventual y pobre, y por su incorporación progresiva a la cura de almas.

Según una ininterrumpida tradición, en esa época nace la devoción a la Virgen del Carmen. Cuentan que el P. General de entonces, Simón Stock ante la posibilidad de que la orden no recibiera el reconocimiento como orden y por tanto fueradisuelta, le suplicó a la Virgen María su auxilio. Fue entonces cuando al cabo de unos días, un 16 de julio, tuvo la aparición de la Virgen María vestida de carmelita (vestida de pobre) y que le ofrecía el escapulario como prenda de su protección, y que le prometía que quien muriera con él se vería librado del purgatorio por su intercesión maternal. De esta manera la orden quedaba asociada a esa misión de salvación de las almas. Desde entonces comenzó a propagarse por el orbe este sencillo pero significativo gesto sacramental mariano que es el escapulario.

Otro dato relevante tiene que ver con la presencia del monasterio Stella Maris (Estrella del mar). Este monasterio de los carmelitas descalzos está ubicado en la cumbre del Monte Carmelo, su faro es divisado por los navegantes de esa zona del mediterráneo desde muchos kilómetros de distancia; Así se fue viendo la devoción del escapulario de la Virgen del Carmen como un signo de la protección de los navegantes. Según esto a María se le ve como faro, como estrella del Mar que nos guía en medio de las oscuridades del camino y de mares tempestuosos de la vida.

El signo del escapulario

El escapulario es una representación miniaturizada del vestido de la Virgen. Quienes lo llevan están en cierto modo revestidos de la Virgen, con ello están manifestando la protección maternal de la Virgen pero también que quiere imitar las virtudes de María. Lo que más ha calado en la fe del pueblo cristiano es la promesa hecha por la santísima virgen de que los que mueran con el Santo Escapulario y expían en el Purgatorio sus culpas, con su intercesión hará que alcancen la patria celestial lo antes posible, o, a más tardar, el sábado siguiente a su muerte. A esta promesa se le conoce como el privilegio sabatino. También se extendió mucho la idea de la protección de la virgen ante los peligros en esta vida. Salvaciones milagrosas y liberaciones prodigiosas son muchos de los testimonios que se asociaron comúnmente a llevar el escapulario en esas situaciones.

La devoción del Carmen en América Latina

¿Cómo llega la devoción de la Virgen del Carmen al Continente Americano y a nuestro país? Pudiéramos aquí mencionar varios momentos importantes de la historia de la orden del Carmelo en América Latina y muy particularmente en nuestro país; pero sin duda estos datos serían insuficientes para explicar cómo fue qu
e se extendió tanto la devoción del escapulario y de la Virgen del Carmen. Por cuanto una de las cosas que más llama la atención en la extensión de la devoción del Carmen ha sido la poco presencia de los carmelitas en dicho fenómeno. Por decirlo de cierta forma la devoción del Carmen se ha extendido por sus propios medios.

Posiblemente la clave de tan exitosa difusión está en la fe en las promesas del escapulario. Dicha fe estaba muy arraigada en los primeros evangelizadores del territorio americano. Promesas que por lo demás resultan muy atractivas ante situaciones tan difíciles como las que implicó la ingente tarea de la evangelización de un territorio tan amplio. Yo tengo la opinión que la gran difusión que tuvo la devoción del Carmen, confiesa calladamente la interioridad de los primeros evangelizadores: sus miedos, sus luchas, sus anhelo de vida eterna, y la percepción que tenían del riesgo tan grande que significaba una empresa tan audaz como era la evangelización de todo un continente. Para una empresa tan peligrosa necesitaban la cercana protección de la Madre de Dios a su lado. ¿Y qué mejor para ello que el signo del escapulario y la devoción a la Virgen del Carmen?

Por otro lado también la recepción tan amplia y popular de este signo en el pueblo de estas tierras da cuenta de los mismos sentimientos en los habitantes autóctonos, sobre todo ante las contradicciones que llevó consigo el proceso de la evangelización. Esto es tan sólo una opinión. Lo cierto es, que es difícil entender a ciencia cierta cómo se difundió tanto y tan vivamente la devoción de la Virgen del Carmen en nuestro continente y en nuestro país. Lo cierto también es, que el fenómeno de la evangelización fue un acontecimiento muy complejo, pero sin duda una de sus mejores herencias fue esta presencia amable y protectora de la Santísima Virgen cerca de sus hijos que los hermanaba a todos, amparándolos en sus angustias e incertidumbres más profundas. Alguien dijo que el escapulario es una "parábola de comunión". Es un signo elocuente que congrega a todos aquellos que quieren vivir al servicio de Jesucristo bajo el amparo de la amable protección de la Madre de Dios.

El signo del Escapulario hoy

Hoy día asistimos a una significativa merma en la devoción del escapulario;sin duda porque el hombre contemporáneo ya no le preocupa tanto la vida eterna sino la vida presente. Explicar este cambio sería muy complicado. En todo caso habría que decir que esta situación no es del todo tan mala; sólo que nos pone ante nuevos desafíos en la práctica de la devoción del escapulario.

  • Primero es un momento propicio para purificar esta devoción de la superstición que confunde al escapulario con un amuletoo talismán. No se puede ver al escapulario como un salvo conducto en la vida sino como un estímulo constante de la vida cristiana.
  • Segundo nos invita a centrar la devoción del escapulario en imitar, en nuestras vidas presentes, las virtudes de la virgen para poder participar de las realidades futuras. Tal vez la virtud mariana que más resalta en el Carmelo es la escucha contemplativa de la Palabra de Jesús y por tanto la obediencia de la feque pone por obra lo contemplado en el corazón (Cf Lc 2,19); en ese sentido la devoción del escapulario es una invitación a la práctica de la vida de oración. Al trato amistoso y constante con quien sabemos nos ama y a la transformación de la vida que lleva consigo esa experiencia de amistad con Dios.
  • Otro desafío es recobrar el valor del escapulario como signo de la amable presencia de la Madre de Dios. Así cómo en otro tiempo ella animó el coraje de los evangelizadores, hoy nos da la confianza para asumir con audacia los riesgos de la nueva evangelización. Desde hace varios años nuestros pastores nos vienen invitando vivamente a emprender la nueva evangelización del mundo contemporáneo. Este llamado se está convirtiendo cada vez más en urgencia ante el deterioro progresivo de la convivencia humana en muchos ámbitos. Estamos en un tiempo difícil, hay que asumir importantes riesgospara llegar a la nueva evangelización. Frente a todos estos nuevos riesgos, se nos invita a salir de las trincheras de falsas seguridades y mirar con esperanza y valentía el porvenir. María de nuevo se nos presenta como Estrella del mar en medio del tempestuoso mar de la vida y compañera inseparable en las luchas del camino.
  • Finalmente, el escapulario nos debe hacer crecer en la conciencia de ser hermanados por la Madre de Jesús en torno a su hijo. Es decir que tanto el evangelizador como el evangelizado son sobre todo hermanos en Cristo y María es el signo de ello. Dicho de otro modo, la devoción del Carmen es en cierto sentido la devoción de la “Madre de los hermanos” en Cristo.Esta conciencia de hermanos es sumamente urgente en un mundo dividido por guerras, discordias, ideologías y muchas otras formas de desunión.

Como reza la oración del propio del Carmelo pido al Señor: Que nuestra Señora del Monte Carmelo interceda por nosotros para que podamos llegar a la cima del monte de la perfección que es Cristo su hijo, nuestro Señor.Amén

Fr. Daniel