Querido Enrique, recibe un afectuoso saludo de parte de nuestra Delegación Santa Teresa de los Andes de Venezuela, y que hacemos extensiva por tu medio a toda la querida Provincia de San Alberto, con motivo de la entrada a la Vida de nuestro amado P. Camilo Maccise.
No querĆa dejar de recordar cuan importante ha sido la presencia de nuestro P. Camilo en la animación de nuestra pequeƱa Delegación. A Ć©l se debe el hermoso gesto de confianza al constituirnos Delegación General en el aƱo 1993. Por lo cual tenemos una gran deuda de gratitud por el don de su vida.
Estoy seguro que puedo hablar en nombre de todos mis hermanos, al recordar con gratitud los innumerables diĆ”logos fraternos de discernimiento y acompaƱamiento que hemos tenido con Camilo, con motivo de alguna visita de Ć©l a nuestro Pais, o cuando nos hemos encontrado personalmente con Ć©l en algĆŗn encuentro internacional. Sin duda su presencia a sido para cada uno de nosotros un estĆmulo y un don de los caminos de Dios para hacernos mejores amigos suyos. Y junto con mis hermanos tambiĆ©n las voz de nuestras monjas y seglares que han manifestado vivamente su solidaridad.
Se que desde el abrazo eterno de "quien sabemos nos amas", como bellamente nos decĆas, seguirĆ” incansablemente amando y sirviendo, y obteniendo bendiciones del SeƱor para nuestra Orden. Con todo mi cariƱo y gratitud.
Fraternalmente,
Fr. Daniel de San Jose (RodrĆguez) - Venezuela.
No querĆa dejar de recordar cuan importante ha sido la presencia de nuestro P. Camilo en la animación de nuestra pequeƱa Delegación. A Ć©l se debe el hermoso gesto de confianza al constituirnos Delegación General en el aƱo 1993. Por lo cual tenemos una gran deuda de gratitud por el don de su vida.
Estoy seguro que puedo hablar en nombre de todos mis hermanos, al recordar con gratitud los innumerables diĆ”logos fraternos de discernimiento y acompaƱamiento que hemos tenido con Camilo, con motivo de alguna visita de Ć©l a nuestro Pais, o cuando nos hemos encontrado personalmente con Ć©l en algĆŗn encuentro internacional. Sin duda su presencia a sido para cada uno de nosotros un estĆmulo y un don de los caminos de Dios para hacernos mejores amigos suyos. Y junto con mis hermanos tambiĆ©n las voz de nuestras monjas y seglares que han manifestado vivamente su solidaridad.
Se que desde el abrazo eterno de "quien sabemos nos amas", como bellamente nos decĆas, seguirĆ” incansablemente amando y sirviendo, y obteniendo bendiciones del SeƱor para nuestra Orden. Con todo mi cariƱo y gratitud.
Fraternalmente,
Fr. Daniel de San Jose (RodrĆguez) - Venezuela.