miércoles, 2 de mayo de 2012

Santa Teresa de los Andes y su espiritualidad mariana


Santa Teresa de los Andes, Patrona de la  Delegación General de Venezuela y su  amor a Nuestra Señora, Reina y Hermosura del Carmelo.

El día 13 de julio la Orden del  Carmen celebra la fiesta de  Santa Teresa de Jesús "de los Andes" virgen, su nombre en de pila era Juanita Fernández Solar, vino al mundo en Santiago de Chile el 13 de Julio de 1900. Desde su adolescencia   se sintió atraída irresistiblemente por Cristo. El 7 de mayo de 1919 ingresó en el monasterio de las Carmelitas Descalzas de "Los Andes" con el nombre de Teresa de  Jesús. Es la primera flor de santidad de la nación chilena y del Carmelo Teresiano en América Latina.

En la niña Juanita, la presencia materna de la Virgen Madre de Jesús precede a la misma presencia consciente  y profunda  de Dios.  Santa Teresa de los Andes llega a Jesús a través de María. Cuando tiene que  dar  cuenta  y razón  de su vocación a su papá, nos ofrece  una síntesis de su  vivencia mariana: "Desde chica amé mucho a la Santísima Virgen, a quien confiaba todo mis asuntos. Con sólo ella me desahogaba y jamás dejaba ninguna pena ni alegría sin confiársela. Ella correspondió a ese cariño. Me protegía y escuchaba lo que le pedía siempre. Y ella me  enseñó a  amar a Nuestro Señor. Ella puso en mi alma el germen de la vocación". Declarará más tarde a su futura Priora del monasterio de los Andes: "Desde los siete años, más o menos, nació en mi alma una devoción muy grande a mi Madre, la Santísima Virgen". A la base  de esta devoción esta  su mamá Lucía Solar, al igual que las religiosas que intervinieron en su  formación espiritual. En verdad Teresa se siente amada en su vida  por María, la Virgen: "¡Cuánto amo a mi  Madre! ¡Cuánto me  ama ella! "Ella me  amó y, no encontrando otro tesoro más grande que darme en prueba de su singular protección, me dio el futuro bendito de sus entrañas, su divino Hijo. ¿Qué más me pudo dar?" María  va  a estar presente en todos los acontecimientos de la joven  y Teresa es consciente de su presencia.


Teresa de los Andes tiene un temperamento "contemplativo". Teresa  se relaciona con Dios en el campo de la amistad, esa  será la clave de su existencia y será también su relación con María, la Madre de Jesús, el Dios-hombre. Ellos  Jesús y María la llevaran de la mano, como a una hija querida, durante toda su vida. Cuando tenía  10 años  e hizo su primera comunión dirá; "Todos los días comulgaba y hablaba con Jesús largo rato. Pero mi devoción especial era la Virgen, le contaba todo".  Cuando parte al monasterio de los Andes quiere consolar a Don Miguel su padre, diciéndole que  la  Virgen María que  es  la mujer más santa la sustituirá en su corazón de papá y será su consuelo. Tiene una carta  a la Virgen María  que  consigno en su Diario y que escribió  cuando  fue  interna al colegio con la herida aún abierta por el encerramiento  y la separación de la familia, contaba con 15 años: "Te escribo para  desahogar mi corazón…he quitado la Cruz a mi Jesús. El descansa… Oye el grito de  mi alma pecadora arrepentida, que sufre… Quiero que El (Jesús) sea el  dueño de mi corazón… Tu eres mi Madre y te digo que tengo pena".  Le costó mucho entrar en el  internado pero tres años después  le cuesta lágrimas salir de él. En ese contexto pone  toda su vida en manos de María que a su vez la pasará a las  de Jesús: "Madre mía, sé tú mi Madre… Me pongo en tus brazos maternales para que Tú me coloques  en los de Jesús. Me abandono a Él. Qué  se haga su santa voluntad".

 A Teresa  le  gustaba hacer novenas a la Virgen María, la Madre de Jesús, no solamente para pedirle ayuda sino también para prestarle obsequios. Se afianzó  cada vez más  su llamada al Carmelo, por lo que las  fiestas sociales no le iban tan bien, aunque lo  pasó  bien en otros aspectos. La devoción a la Virgen del Carmen es muy popular  y por añadidura, en  Chile la tienen por patrona de la nación. Así podemos comprender  mejor  la devoción de una muchacha chilena que se siente vocacionada a la Orden  del Carmen.  Teresa goza en la celebración de su primera  novena del Carmen en clausura contemplativa en su pobre monasterio andino. El día  de la Inmaculada  del año 1915, va a ser un día  decisivo en la vida de Santa Teresa de los Andes. Ese día se  ha comprometido con Cristo. Ha comenzado una nueva etapa en su vida. Ve las cosas muy claras. "Madre mía, lirio entre espinas, enséñame el camino del Calvario. Guíame por esa senda de la mano. San José, custodio de las vírgenes, guárdame".

La Virgen María está  cerca de la andadura espiritual de Teresa de los Andes. Y así acudirá frecuentemente a María Virgen, siempre que necesite su ayuda. María será para ella un personaje querido, de familia, cercano, siempre presente. "He tenido mucho que vencer, pensando que no tenía vocación; que era una ilusión, una pura idea; que me desesperaría después; en fin tantas cosas. Pero le recé con devoción a la Sma. Virgen y oí en el fondo de mi corazón la voz de mi Jesús: Aprendan de mi que soy  manso y humilde de corazón" y acabo mi desconsuelo". Teresa  entra al monasterio  y luego de  cinco meses de  "postulantado o experiencia inicial"   ha sido aceptada por la comunidad para comenzar el noviciado y pide ayuda  a María Santísima: "Todo  lo del mundo va  a  desaparecer para mi …¡pobre  de mí si mi alma no tiene espíritu de sacrificio y abnegación! Sin embargo, Jesús y la  Santísima Virgen me auxilian en todo momento. No te imaginas como siento  su  protección" Precisamente  en la Orden del Carmen la  Virgen es la Madre y Hermana de  casa. Lo dice el mismo título oficial de la Orden "Hermanos descalzos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo". Y por eso María Virgen ha sido  tenida siempre  como la primera y ejemplar carmelita: eso lo ha asimilado  Teresa de los Andes cuando expresa "También he considerado cómo la Santísima Virgen fue una perfecta  carmelita. Su vida  fue  contemplar, sufrir y amar. Y todo esto en el silencio, en la soledad".

"Sólo  Jesús es  hermoso. El  sólo puede hacerme gozar. Lo llamo, lo lloro, lo busco dentro de mi alma. Quiero que Jesús me triture interiormente para ser hostia pura donde él pueda descansar. Quiero estar sedienta de amor para que otras almas posean ese amor. Que  yo muera a las criaturas y a mí misma para que él viva en mí".  "El es mi riqueza infinita, mi beatitud, mi cielo."

Entregó su alma a Dios el doce de abril de 1920 después  de hacer su profesión religiosa. Fue beatificada por  Juan Pablo II en Santiago de Chile el 3 de abril de 1987 y canonizada en Roma el 21 de marzo de 1993. Propuesta como modelo a los jóvenes.

"Busca a Jesús en la Eucaristía y vivirás con Él como vivía la Santísima Virgen en Nazaret".

Fray Alonso de Nuestra Señora de la Fe  ocd.