martes, 16 de julio de 2013

Espiritualidad Mariana en la Orden del Carmelo


Hoy amanecí con la moción de hacer una reflexión meditación acerca de lo propio de la espiritualidad Mariana en nuestra familia religiosa de la Orden de Carmen, que sirva para animar esta festividad en todas nuestras casas. Probablemente más como un homenaje de afecto filial a tan gran madre como la que tenemos y menos como un estudio científico. Así que reciban estas notas como una carta de felicitación a todos las comunidades y hermanos que viven bajo el amparo de “esta Santísima Virgen”.

Leyendo las notas históricas del Carmelo Teresiano, del Padre Pedro Ortega OCD, La primera constatación que hago sobre la espiritualidad mariana en la Orden, es que la veneración y relación afectuosa de los Carmelitas con su Patrona, Madre, Hermana, Reina y Modelo no ha sido algo lineal sino que ha sido una relación dinámica que ha ido cambiando a lo largo de los siglos. Y se ha ido enriqueciendo con el testimonio y la expresión genuina de afecto y relación profunda de los carmelitas concretos a lo largo de la historia, hasta el punto que se ha llegado a decir respecto a esta particular manera de relación, que el Carmelo es todo de María. Esto nos pone ante el compromiso de encontrar las expresiones genuinas de nuestra relación materno-filial con la Santísima Virgen para nuestro tiempo y nuestras circunstancias propias.

Un ejemplo de esto es que la celebración del 16 de julio es apenas de 1609, antes se celebraba unida a una de las grandes fiestas marianas: La Anunciación, la Asunción o la Inmaculada Concepción. Sólo es con el Papa Benedicto XIII, en bula del 24 de octubre de 1726 es que se extiende a toda la Iglesia la fiesta del 16 de Julio. En este sentido me atrevo a decir que la primera característica de la espiritualidad mariana de la Orden es que es una realidad viva y dinámica. No una tradición estática y paralizada en el tiempo. Por eso nace en mí la pregunta ¿Cómo perfilamos las expresiones de la espiritualidad mariana de nuestras Orden para las próximas décadas?

Vale la pena echar una mirada al desarrollo histórico de esta espiritualidad, aunque sea sucintamente para encontrar en las grandes líneas históricas de la devoción del Carmen el perfil genuino de la espiritualidad mariana en nuestra Orden y desde ahí perfilar nuestro presente y futuro como carmelitas.



La primera expresión de la espiritualidad mariana de nuestra Orden la encontramos en la historia de los ermitaños latinos del Monte Carmelo que dedican la pequeña pero hermosa capilla de su monasterio a la Santísima Virgen, a la cual toman como Señora y PATRONA y REINA del lugar. En este momento se comienzan a llamar a los Carmelitas “Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo”. Estos ermitaños nunca tuvieron un fundador al cual identificarse, por contrapartida fue surgiendo la conciencia de que esta era una fundación mariana, “en honor de la bienaventurada María, la gloriosa Virgen” (Prior General Pedro Millau, 1282). Como era propio de la sensibilidad feudal se le toma así como patrona y dueña de la Orden del Carmelo. Los Carmelitas cumplen así la profecía de Isaías 35,2 “le fue dado el esplendor del Carmelo” (Juan Baconthrp). En la reforma Teresiana vemos como Teresa pone a la Santísima Virgen como superiora de la Encarnación.

La segunda expresión de devoción Mariana es la relación con María como MADRE del Carmelo. Esta expresión aparece en el hermoso Himno: “Flos Carmeli”. Este himno es la oración que dirigió a la Virgen, el entonces general de la Orden San Simón Stock, implorando su auxilio en un momento de gran necesidad de la Orden. En esta oportunidad, la incipiente orden estaba amenaza de desaparecer. Ya en 1333 son comunes las expresiones “Madre de Nuestra Orden del Carmelo” y “Madre amable”. Es María la Madre del Carmelo que cuida y protege con afecto maternal su Orden, y a todos los que participen de ella. Es memorable el gesto de Santa Teresa que toma a la Santísima Virgen como Madre luego que Doña Beatríz de Ahumada fallece.

La tercera expresión será María como HERMANA nuestra. En la segunda mitad S. XIV, el libro de “la Institución de los Primeros Monjes” de Felipe Ribot, usa el atributo de nombre de los primeros ermitaños para referirse a la relación con la Virgen. El atributo “hermanos”, pasó así, de referirse de los hermanos moradores del Monasterio de la Bienaventurada Virgen, a referirse la relación de cercanía especial con la Virgen. Este cambio tiene un significado profundo, y es que expresa, por un lado la relación de intimidad y confianza de los carmelitas con la Santísima Virgen. En cierta forma ella camina con el Carmelo. Por el otro lado, significa, que la Virgen María del evangelio, como la llamaba Santa Teresita, es una persona cercana e imitable. Una expresión característica de esta cercanía es que en Hispanoamérica se empieza a vestir a la Virgen con el hábito de los Carmelitas como un signo particular de esta hermandad. María desde esta perspectiva es maestra de seguimiento de Cristo. Su obediencia a la Palabra de Dios, su abandono confiando en la pobreza y sencillez de la mano de San José, su total integridad de corazón y vida llena de gracia, la hacen camino seguro, puerta del cielo, estrella del mar que nos conduce al puerto de salvación que es Cristo su hijo.

La cuarta expresión el ESCAPULARIO del Carmen. La devoción sacramental del escapulario hunde sus raíces desde la firmísima tradición de la aparición de la Santísima Virgen a San Simón Stock. Esta devoción recoge e integra las tres expresiones mencionadas de María como: patrona, madre y hermana. Vestir el escapulario, es vestir el hábito de la Orden, que es el hábito de la Virgen, en forma minimizada. Este vestir el hábito de la Virgen significa, acoger la protección maternal de la Virgen y expresarlo en la imitación de su manera de seguir a Cristo y su manera de acercarnos a Cristo, cuando nos dice: “Hagan lo que él les diga”. En este sentido la devoción del escapulario es Cristocéntrica porque nos orienta al seguimiento de Cristo a través del testimonio y la intercesión de la Santísima Virgen, su Madre y nuestra Madre.

Que estas pequeñas líneas sirvan para animar la celebración anual de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo,  Patrona y Reina, Madre, Hermana y Maestra. Y ella nos obtenga hoy de su hijo la preciosa gracia de crecer en su Seguimiento.

Fraternalmente.

Fr Daniel Rodríguez OCD
(un hermano descalzo de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo)

Bibliografía:
ORTEGA, Pedro OCD.  Historia del Carmelo Teresiano, Monte Carmelo, 2009