viernes, 29 de agosto de 2014

Coros Virtuales de Monjas, Frailes y Seglares

Bajo la iniciativa de los Frailes Carmelitas Descalzos de la zona oeste de Estados Unidos se han preparado dos coros virtuales de cara al V Centenario del Nacimiento de nuestra Madre Santa Teresa de Jesús. El primer coro virtual está compuesto por voces de las Carmelitas Descalzas alrededor del mundo (Monjas de clausura, que desde sus monasterios han grabado y han enviado sus videos), interpretan magistralmente la pieza "Nada te Turbe", son acompañadas por la Orquesta Teresiana de St. James Cathedral en Seattle, Washington, USA. Y la música ha sido compuesta por Claire Sokol, OCD.



El segundo coro virtual interpretando "Salve Regina", cuenta con la participación de Monjas, Frailes y Seglares alrededor del mundo. 



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HISTORIA DE LA SALVE
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La Salve es una de las más populares y conocidas oraciones católicas a María la madre de Jesús, originariamente escrita en latín. Inicialmente era una antífona mayor e himno. Es una de las cuatro antífonas del Breviario dedicadas a Virgen (las otras tres son Alma Redemptoris Mater, Ave Regina Coelorum y Regina Coeli).

Se trata originalmente de una secuencia con rima en "e", aunque la disposición de los versos puede variar según los recopiladores. Durante algún tiempo fue atribuida a Bernardo de Claraval; ahora se sabe que éste sólo añadió la invocación final: O clemens, o pia / o dulcis, Virgo Maria (que introduce una pareja de versos con rima en "ia"); también se ha atribuido al obispo de Compostela Pedro de Mezonzo, al de Le Puy-en-Velay Ademar de Monteil, al monje alemán Hermann von Reichenau, e incluso al obispo legendario de Segovia San Jeroteo. Domenico Scarlatti musicó esta oración en el siglo siglo XVII en su composición para alto y orquesta "Salve Regina". La melodía sencilla que se usa habitualmente para cantarla parece haber sido elaborada por el P. F. Bourgoing.

Los cistercienses, los dominicos y los franciscanos promovieron su uso en diversas circunstancias (en especial en la liturgia de las horas). En 1250 Gregorio IX la aprobó y prescribió que se cantara al final del rezo de las Completas. Los monjes la cantaban antes de dormir y los monjes de la orden de Predicadores la cantaban en procesión con velas encendidas.

Diversos autores cristianos han elaborado comentarios para esta oración; entre ellos destacan: Bernardo de Claraval, Anselmo de Lucca, Pedro Canisio, Francisco Coster y Alfonso María de Ligorio.