martes, 2 de septiembre de 2014

Mensaje del Definitorio Extraordinario


Queridos hermanos y hermanas:

Atendiendo a la invitación del Padre General hecha en la carta de convocatoria al Definitorio Extraordinario, y en la relación sobre el estado de la Orden en la que nos exhortaba a revisar "la situación actual de la Orden y preparar el momento más solemne y significativo de nuestra familia religiosa que es el Capítulo General", reunidos en la ciudad de Goseong (Corea del Sur) entre los días 26 de agosto y 03 de septiembre, setenta y seis religiosos de todas las circunscripciones de la Orden, acogidos muy fraternamente por parte de nuestros hermanos de la Provincia de Corea en colaboración con la Orden Seglar, después de haber hecho un análisis y discernimiento sobre la vida de nuestra familia religiosa, queremos compartir con ustedes este mensaje.


"Donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo" (Mt 18,20). De esta forma hemos experimentado la presencia del Señor en la unidad en medio de la diversidad de los miembros de nuestra Orden y en las aportaciones hechas por todos. Seis días de trabajo bajo la guía de nuestro Padre General, que dieron comienzo escuchando la relación hecha por él y, que irá junto con este mensaje. Relación donde se hicieron evidentes los logros, las dificultades, los desafíos y las esperanzas hacia el futuro.

La evaluación hecha después cinco años y medio de gobierno, resalta el trabajo realizado en el ámbito de la comunicación, el servicio a la vitalidad de la Orden, la necesidad de enmarcar la libertad dentro de un ámbito de responsabilidad a nivel personal y comunitario, superando el culto al propio yo, de manera que busquemos "amar lo que hacemos" y no permanecer en los aspectos más superficiales de la vida. En este sentido, se hace imperioso partir de la realidad del hermano y la hermana más próximos, criterio de discernimiento de nuestro caminar.

Estos días de reflexión nos han ayudado a entender que realizar en la vida nuestra identidad carismática, tal y como nos la propone nuestra Santa Madre Teresa de Jesús; es el fin, el propósito al que tender, la meta que nos orienta a la hora de configurar nuestra existencia como religiosos y como comunidades.

La experiencia carismática va más allá de la mera observancia externa de la norma y de esta manera, conseguimos que elementos tan esenciales de nuestra vida como la fraternidad, no sean realidades únicamente teóricas, sino verdadera "comunicación fraterna", es decir, una verdadera relación de personas al estilo de Teresa de Jesús: "aquí todas han de ser amigas, todas se han de amar, todas se han de querer, todas se han de ayudar" (C 4,7).

La pregunta fundamental a la que tenemos que responder es de naturaleza antropológica: "¿qué clase de persona quiero ser?", expresada por Teresa en Camino 4, 1 bajo la forma "qué tales habremos de ser", que fue para nosotros lema del pasado Definitorio extraordinario de 2011 en Ariccia (Italia).

La verdad, la sinceridad con la que respondamos a esta pregunta, asumiendo el camino que nos resta para alcanzar el ideal teresiano, será fundamental si queremos ser auténticos testigos de la identidad que la Santa nos legó.

Así pues, estamos decididos a profundizar en los elementos esenciales de nuestra identidad carismática, encarnada en la Iglesia y en el contexto de hoy. Necesariamente tendremos que hacer este camino en comunión con nuestras hermanas Carmelitas descalzas, pues sólo junto a ellas podemos vivir en plenitud nuestro patrimonio carismático. No somos autosuficientes, no se puede llegar a una claridad sobre nuestra identidad carismática sin tener en cuenta la experiencia de nuestras hermanas Carmelitas. Igualmente, queremos tener en cuenta la aportación de nuestros laicos que nos ayuda a encarnar el carisma en la vida de cada día.

Vislumbramos la necesidad de una sólida y constante formación a la vida religiosa, no sólo en la formación inicial, centrada sobre temas y aspectos esenciales de nuestra formación carmelitano-teresiana. Un camino guiado que permita reasimilar los valores fundamentales de nuestra propia vida. Reasumir, releer nuestras Constituciones y rescatar los textos fundamentales que las iluminan y les dan sentido.

Al final de este camino realizado, queremos invitar a toda nuestra familia, frailes, monjas y Orden seglar, en el contexto de la celebración del quinto centenario del nacimiento de nuestra santa Madre, a bajar al valle de la humildad (V 35,14) y desde ahí, conectar con "la savia constante" de nuestro patrimonio común desde las "raíces" de nuestros orígenes hasta las "ramas" de este presente, descubriendo los signos de vida y asumiendo los desafíos que nos presenta. Entrar en este camino con una mirada de fe y esperanza en la historia que nos lleva a una "nueva estación" cuando escuchamos otra vez la voz del Amado, porque el tiempo ha cambiado y un horizonte de vida se despliega: "Levántate hermosa mía y ven" (Ct 2,10).

Levantarnos y salir, en sintonía con el momento actual de la Iglesia y en vísperas del año de la vida consagrada: comunidades que acogen la Palabra y evangelizan, son misioneras. También nosotros acogemos la invitación constante del Papa Francisco: "Cada cristiano y cada comunidad discernirá cual es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio" (EG 20).

De cara al Capitulo General:

El definitorio nombrara una comisión que preparara un instrumentum laboris a lo largo de los meses de octubre y noviembre. Dicho documento de trabajo será estudiado por las provincias en los meses de diciembre y enero. En marzo, el Definitorio General mandará el instrumentum laboris definitivo a todas las Provincias.

Finalmente, queremos agradecer de manera especial al definitorio General y a la curia general por el esfuerzo realizado en la convocación y preparación del Definitorio Extraordinario; a cada uno de los participantes por el trabajo hecho y, al Carmelo Coreano por toda la atención fraterna que han tenido para con nosotros. Que María, Reina del Carmelo, maestra de Oración y vida interior, nos ayude a recorrer el camino que se presenta ante nosotros.